Bioquímica estructural: es un área de la bioquímica que
pretende comprender la arquitectura química de las macromoléculas biológicas,
especialmente de las proteínas y de los ácidos nucleicos (DNA y RNA). Así se
intenta conocer las secuencias peptídicas, su estructura y conformación
tridimensional, y las interacciones físico-químicas atómicas que posibilitan a
dichas estructuras. Uno de sus máximos retos es determinar la estructura de una
proteína conociendo sólo la secuencia de aminoácidos, que supondría la base
esencial para el diseño racional de proteínas (ingeniería de proteínas).
Química bioorgánica: es un área de la química que se encarga
del estudio de los compuestos orgánicos (es decir, aquellos que tienen enlaces
covalentes carbono-carbono o carbono-hidrógeno) que provienen específicamente
de seres vivos. Se trata de una ciencia íntimamente relacionada con la
bioquímica clásica, ya que en la mayoría de los compuestos biológicos participa
el carbono. Mientras que la bioquímica clásica ayuda a comprender los procesos
biológicos con base en conocimientos de estructura, enlace químico,
interacciones moleculares y reactividad de las moléculas orgánicas, la química
bioorgánica intenta integrar los conocimientos de síntesis orgánica, mecanismos
de reacción, análisis estructural y métodos analíticos con las reacciones
metabólicas primarias y secundarias, la biosíntesis, el reconocimiento celular
y la diversidad química de los organismos vivos. De allí surge la Química de
Productos Naturales (V. Metabolismo secundario).
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